Su compromiso con los necesitados la lleva a dedicar su vida a educar a chicos y grandes. Ella sueña con dar más.
Publicado el 23/09/2013 - FERNÁNDEZ, Robles (C) María Cristina Guzmán de Peralta es una maestra de campo jubilada que a pesar de haberse retirado como directora de la escuela rural del paraje Buey Muerto -hace ya seis años- nunca dejó de lado su vocación con la premisa de combatir el analfabetismo, especialmente en beneficio de quienes menos tienen.
Por esta razón también complementa su labor educativa con la atención de un merendero, porque sus años en el servicio le enseñaron además que es difícil aprender con el estómago vacío.
De lunes a viernes, de 10:00 a 12:00 y de 15:00 a 18:00, atiende el merendero del barrio La Loma, a tan solo dos kilómetros del casco céntrico de Fernández, donde da clases de apoyo a más de 50 alumnos que convergen de escuelas cercanas como San Ramón, Pozo Suni, Nº 814 Paula A. de Sarmiento o del Centro Experimental Nº 4, entre otras.
Pero eso no es todo, los sábados realiza talleres de reciclado y manualidades destinados a las familias (padres e hijos), y reveló además que está trabajando en un nuevo proyecto, en el marco del Plan de Finalización de Estudios Primarios y Secundarios (Fines) para jóvenes y adultos mayores del que comenzó a recibir material (cuadernos, libros, diccionarios etc.) que alcanzará, en un principio, para ocho personas.
Testimonio
En una entrevista con EL LIBERAL, la docente jubilada explicó al borde de las lágrimas: ‘Este plan tiene una duración de seis meses con dos horas de clases semanales, estoy muy entusiasmada porque estos chiquitos provienen en su mayoría de hogares con padres analfabetos’.
Toda esta actividad la lleva a cabo en un tinglado recientemente construido de 10 metros por cinco, gracias al aporte de numerosas personas. ‘Ahora quiero cerrarlo para mayor seguridad; hace poco me robaron el equipo de música y en varias oportunidades mercadería del merendero’.
En el merendero también se ocupan del aspecto sanitario. ‘Estamos bien, ya que siempre nos visitan los agentes y pasantes universitarios del hospital local, además de la visita de jóvenes del servicio solidario que todos los años vienen a esta ciudad desde Alemania y el apoyo de organizaciones no gubernamentales sin fines de lucro’, dijo También puso en relieve la solidaridad de gente de Buenos Aires y Fernández, quienes permiten continuar con el merendero.
A la hora de agradecer , dijo se mostró prudente: ‘No doy nombres por no omitir a nadie, lo mismo que las escuelas que me donaron mobiliario ya dados de baja, a los vecinos y las comunidades eclesiales de base de la parroquia Nuestra Señora del Rosario que me acercan ropa y calzado que reparto entre los más necesitados’.
‘Tengo mucho, y agradezco a la gente, pero también me falta mucho: quiero cerrar este tinglado y me han prometido material, puertas y ventanas, los chicos lo necesitan’, puntualizó María Cristina Guzmán de Peralta, la maestra que no se cansa de ayudar y luchar contra el desamparo que produce el analfabetismo, llevando de su mano a pequeños, jóvenes y adultos por el laberinto del abecedario, la lectura, los libros y la cultura.
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