La educación de los niños es una tarea que compromete a familia y escuela. En ocasiones, este quehacer se dificulta por una falla en la comunicación entre las autoridades. Pareciera, a veces, que luchan en sentido contrario.
Publicado el 14/03/2013 - En la actualidad, la mayoría de los padres considera que pueden y deben decidir sobre el trabajo del docente en el aula y en los exámenes de sus hijos. Se transforman en jueces y recriminan a todos y contra todos, desautorizando al maestro aún al frente de los niños. Así lo manifiestan los docentes santiagueños, que aseguran que en los últimos años no han podido contar con el apoyo de la mayoría de los tutores en la tarea de educar a los alumnos, lo que originó una total pérdida de autoridad del docente ya que los reclamos lo hacen al frente de todo un aula y ante la atenta mirada de los educandos.
Se han dado casos de violencia, padres que insultan a los docentes después de un examen, lo que encendió la luz de alarma entre los maestros. Los docentes, por su lado, realizan prolongadas e inútiles reuniones con padres para pedir colaboración en la difícil tarea de formar niños.“Tratamos de mantener reuniones con los padres periódicamente para hablar de los niños y aprovechamos la oportunidad para pedirles apoyo. No estamos recibiendo lo que necesitamos de los padres. Sentimos, a veces, que se pusieron en contra de los docentes para darle con el gusto a su hijo que tal vez quedó insatisfecho con una nota, o se molestó por una llamada de atención”, explican las docentes.
Muchas de ellas coinciden en que los padres se acercan a la escuela sólo cuando hay que hacer algún reclamo.
“Antes nos reclamaban por una nota. Hoy vienen a interrogarnos por qué pedimos veinte centavos para una fotocopia, o a reprocharnos porque su hijo fue a su casa sin un lápiz o un borrador. Lo grave de estos reclamos es que lo hacen al frente del niño y nos desautorizan como docentes, y los niños se sienten héroes”, sostienen los docentes.
Por su parte, Amanda Anríquez de Corbalán, profesora de Ciencias de la Educación de la Ucse y posgraduada en Educación Superior en la Unse, reflexionó sobre la situación por la que hoy atraviesa la relación docente-padre.
“Hoy es frecuente escuchar tanto a docentes como padres críticas mutuas con respecto a sus responsabilidades en lo que se refiere al educando. Los padres cuestionan las notas, tareas, la solicitud de aportes materiales, el ausentismo, etc. Los docentes por su parte no se sienten acompañados en su tarea de educar, manifiestan que los padres no asisten a las citaciones, no ayudan a los niños en sus estudios, no ven sus cuadernos, tampoco controlan la exposición de éstos en las redes de comunicación social y sobre todo que pierden su autoridad pedagógica con estas y muchas actitudes como cuestionamientos al docente frente al niño, intersecciones judiciales etc.”, indicó.
Se han dado casos de violencia, padres que insultan a los docentes después de un examen, lo que encendió la luz de alarma entre los maestros. Los docentes, por su lado, realizan prolongadas e inútiles reuniones con padres para pedir colaboración en la difícil tarea de formar niños.“Tratamos de mantener reuniones con los padres periódicamente para hablar de los niños y aprovechamos la oportunidad para pedirles apoyo. No estamos recibiendo lo que necesitamos de los padres. Sentimos, a veces, que se pusieron en contra de los docentes para darle con el gusto a su hijo que tal vez quedó insatisfecho con una nota, o se molestó por una llamada de atención”, explican las docentes.
Muchas de ellas coinciden en que los padres se acercan a la escuela sólo cuando hay que hacer algún reclamo.
“Antes nos reclamaban por una nota. Hoy vienen a interrogarnos por qué pedimos veinte centavos para una fotocopia, o a reprocharnos porque su hijo fue a su casa sin un lápiz o un borrador. Lo grave de estos reclamos es que lo hacen al frente del niño y nos desautorizan como docentes, y los niños se sienten héroes”, sostienen los docentes.
Por su parte, Amanda Anríquez de Corbalán, profesora de Ciencias de la Educación de la Ucse y posgraduada en Educación Superior en la Unse, reflexionó sobre la situación por la que hoy atraviesa la relación docente-padre.
“Hoy es frecuente escuchar tanto a docentes como padres críticas mutuas con respecto a sus responsabilidades en lo que se refiere al educando. Los padres cuestionan las notas, tareas, la solicitud de aportes materiales, el ausentismo, etc. Los docentes por su parte no se sienten acompañados en su tarea de educar, manifiestan que los padres no asisten a las citaciones, no ayudan a los niños en sus estudios, no ven sus cuadernos, tampoco controlan la exposición de éstos en las redes de comunicación social y sobre todo que pierden su autoridad pedagógica con estas y muchas actitudes como cuestionamientos al docente frente al niño, intersecciones judiciales etc.”, indicó.
EL ROL DE AMBOS FRENTE A LOS NIÑOS
Diferencias entre tutores y maestros afecta el comportamiento de los chicos
Y para cerrar su explicación siguió: “Por otro lado la familia que tampoco es la misma. Algunos autores hablan de ‘agotamiento de la institución familiar ‘, la institución familiar debilitó su solidez en el sentido de unidad, identificación de roles y sobre todo no hay tiempo para el dialogo. El niño, estudiante, es la caja de resonancia que desde la inmadurez de sus expectativas aprovecha todo esto y siendo el eje del remolino, es el punto de más riesgo porque es el ciudadano que se está construyendo entre todos”, analizó la docente.
Publicado el 14/03/2013 - Esta situación lleva a reflexionar con respecto a la identificación que tienen cada uno respecto de su rol frente al niño.
“Por un lado esta escuela, espacio físico obligado, dejó de ser un lugar de disciplinamiento y se convirtió en un espacio público, donde todos tienen que estar, con dinámicas más complejas y abarcativas y con principios democráticos que la exponen al cuestionamiento. En ella los docentes con innovaciones permanentes en sus tareas donde la incertidumbre está siempre presente, con los conflictos que debe saber sortear, tanto en lo profesional como en lo personal”, explicó Anríquez de Corbalán.
Y para cerrar su explicación siguió: “Por otro lado la familia que tampoco es la misma. Algunos autores hablan de ‘agotamiento de la institución familiar ‘, la institución familiar debilitó su solidez en el sentido de unidad, identificación de roles y sobre todo no hay tiempo para el dialogo. El niño, estudiante, es la caja de resonancia que desde la inmadurez de sus expectativas aprovecha todo esto y siendo el eje del remolino, es el punto de más riesgo porque es el ciudadano que se está construyendo entre todos”, analizó la docente.
Indudablemente la solución a este problema está en buscar todas las alternativas de inclusión de los padres en la escuela, deben dialogar más con los docentes, comprender los objetivos de las tareas, deben saber con anticipación cuáles son los criterios de la evaluación del docente la importancia del seguimiento escolar.
“Por un lado esta escuela, espacio físico obligado, dejó de ser un lugar de disciplinamiento y se convirtió en un espacio público, donde todos tienen que estar, con dinámicas más complejas y abarcativas y con principios democráticos que la exponen al cuestionamiento. En ella los docentes con innovaciones permanentes en sus tareas donde la incertidumbre está siempre presente, con los conflictos que debe saber sortear, tanto en lo profesional como en lo personal”, explicó Anríquez de Corbalán.
Y para cerrar su explicación siguió: “Por otro lado la familia que tampoco es la misma. Algunos autores hablan de ‘agotamiento de la institución familiar ‘, la institución familiar debilitó su solidez en el sentido de unidad, identificación de roles y sobre todo no hay tiempo para el dialogo. El niño, estudiante, es la caja de resonancia que desde la inmadurez de sus expectativas aprovecha todo esto y siendo el eje del remolino, es el punto de más riesgo porque es el ciudadano que se está construyendo entre todos”, analizó la docente.
Indudablemente la solución a este problema está en buscar todas las alternativas de inclusión de los padres en la escuela, deben dialogar más con los docentes, comprender los objetivos de las tareas, deben saber con anticipación cuáles son los criterios de la evaluación del docente la importancia del seguimiento escolar.
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